Tenemos muy asumido que España es un país atrayente para los turistas de todo el mundo, algo que siempre hemos asociado positivamente con apertura y sobre todo “dinerito”, pero de unos meses a esta parte esta palabra se ha empezado a asociar de forma generalizada con los principales problemas que presentan nuestras ciudades, así como la precariedad de las condiciones laborales de las profesiones asociadas a ella.
En un reciente video “informativo” publicado por El Periódico que adjunto a continuación, se muestran una serie de datos referentes al impacto del turismo en Barcelona:
https://www.facebook.com/elperiodico.catalunya/videos/10155360767691544/
Antes que nada me gustaría destacar que el video se muestran algunos datos que a mi criterio chirrían, como que la presencia de pisos turísticos aumenta los precios de alquiler entre un 30% y un 50%, cuando la realidad es que el aumento de los alquileres se da de una forma generalizada, no solo en los sitios turísticos. Aun así me parece muy necesario que se valore y cuantifique el impacto que CUALQUIER SECTOR ECONÓMICO ejerce sobre la población para entender cómo gestionarlo, y ahí está el tema: EL TURISMO ES UN SECTOR ECONÓMICO. A primera vista parecerá una afirmación obvia que carece de reflexión, pero la realidad es que el discurso emitido desde mucho sectores populares, medios, grafitis o conversaciones de bar random que abogan por el “Tourist go home”, me da que pensar que no se entiende tanto.
El turismo es un sector económico, es decir, una de las divisiones de la actividad económica que tiene un país. Los “guiris” no vienen a España en oleadas para desestabilizarnos y convertirnos en sus mayordomos, más bien son el resultado de muchos años de inversión para desarrollar dicho sector, sumado a unas condiciones internacionales favorables que convierten al país en un destino más llamativo todavía, o dicho de otra forma, somos nosotros mismos los que hemos invertido para vendemos tirados de precio y ofreciendo el “todo vale”.
El turismo al igual que el resto de actividades económicas está sujeto a la ley de la oferta y la demanda, que es la que dicta las condiciones del contrato. Si la demanda se ha disparado por encima de nuestra oferta, ¿porque no aumentan los precios del sector y desde luego se mejoran las condiciones laborales de sus trabajadores?, ¿Porque no se aplica una tasa por consumo excesivo de recursos como el agua?, ¿Porque no dejamos de vender e incentivar la idea que aquí en España se puede venir a hacer lo que quiera?, ¿Por qué no dedicamos los excedentes del boom del turismo, en invertir para diversificar otros sectores? (lo que no hicimos con el boom de la construcción). Si las condiciones nos son más favorables, lo lógico sería que exigiésemos unas mejores condiciones, ¿no?.
¿Qué quiero decir con esto? Pues básicamente que el problema del Turismo está en la gestión que hacemos de este y como permitimos lo que sea con tal de que unos pocos se hagan de oro, no en el que viene de vacaciones.
Con todo esto no voy a defender, ni mucho menos, el comportamiento reprobable de muchos turistas que vienen a desmadrar, ni negaré que el turismo en masa destruya la esencia de las ciudades, pero lo cierto es que eso es lo que les hemos vendido, y probablemente de haberles ofrecido algo menos económico y permisivo se hubiesen buscado alternativas.
“-Ya, pero el turismo nos trae mucho dinero ahora que estamos saliendo de la crisis, hay muchas familias que viven de ello, y aumentar los costes para reducir la demanda para llegar a un punto de “equilibrio” que le guste a todo el mundo, podría llevarse por delante muchos puestos de trabajo.” Pues seguramente, pero yo no estoy escribiendo esto para decir cuáles deben ser las condiciones del contrato, para eso ya existen los lobbies, las administraciones, los sindicatos, los economistas, blogueros varios… Simplemente comento que si queremos dar una solución a un problema, es básico reflexionar de dónde viene. El turismo es un mercado que irá a Barcelona, a Nueva York, a Seúl, o incluso a Damasco si las condiciones son más atractivas que la que ofrece la competencia, por lo que la solución empieza por decidir qué modelo de economía y de ciudades queremos, entendiendo siempre quien es quien en la ecuación.